Existe un continuo desgaste de los tejidos del cuerpo; cada movimiento de cada órgano acarrea perdidas y estas pérdidas son suplidas por nuestro alimento. Cada órgano del cuerpo exige su parte de nutrición. El Cerebro necesita también la suya; y del mismo modo los huesos, los músculos y los nervios.
Mediante el proceso de digestión los alimentos ingeridos se transforman en sangre, Por lo tanto cuando la digestión es normal se elabora sangre pura y el cuerpo se nutre adecuadamente. Cuando hay indigestión la sangre se impurifica, al punto de alterar la vida de las células que dé él se nutren.
Debemos tomar en cuenta que, según sea el alimento que incorporemos al aparato digestivo, tal será la forma en que se realizará la digestión. Es decir, uno de los factores determinantes de la digestión es la calidad del alimento.
La alimentación de todos los días debe consistir en alimentos naturales, de fácil digestión, cualidades todas concentradas en las frutas, verduras y cereales. Es importante evitar la comida chatarra, las comidas que no nutren y que enferman como por ejemplo los embutidos y comidas procesadas como los enlatados.
Se debe Llevar una alimentación rica en verduras y frutas, poca carne roja, preferiblemente carnes blancas (pollo y pescado), muy poca sal, es aconsejable utilizar aceite de oliva en las ensaladas y es recomendable comer una sola harina y un solo grano.
la cantidad que debemos comer es aquella que satisfaga el hambre natural y deje el estómago liviano. Si recargamos nuestro estómago con alimentos, sean éstos sanos o malsanos, se retrasara la digestión y no tendremos una buena nutrición.
Tampoco deben comerse los alimentos mezclados arbitrariamente, ya que ello podría ocasionar desarreglos digestivos. Podemos tomar grandes cantidades de alimentos muy nutritivos, pero digerirlos mal por incorrecta combinación de ellos.
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