Los nabos son ricos en vitamina C y compuestos de azufre considerados como potentes antioxidantes de efectos beneficiosos para la salud.
Estimulan el apetito y cuando se consumen crudos mejoran la mayoría de las enfermedades gástricas, inclusive las úlceras. Si se mastican lentamente en estado crudo ayuda a mejorar las infecciones bucales.
Es eficaz contra resfriados y sabañones. Se lo usa por sus efectos antiescorbuticos (falta de vitamina C) y antianemicos, ya que es rico en vitaminas y oligoelementos.
Es alcalinizante, por eso combate el exceso de acidez gástrica y la descalcificación de los huesos y mejora las hemorroides.
La raiz se ingiere cruda en ensaladas y puede cocerse. Las hojas del nabo, cocidas al vapor, combaten las obstrucciones intestinales.
Contra la acidez estomacal y los problemas redescalcificación, se utiliza el jugo de las hojas, mezclado con jugo de zanahorias, de berros y de espinaca. Tomar entre ½ y 1 litro diario durante unos 30 días
Las personas que sufren de osteoporosis puede incorporar el nabo en su dieta.
Los nabos, además de fibra, presentan compuestos de azufre que producen flatulencias y dificultan la digestión. Por lo tanto, es aconsejable que las personas que presenten trastornos digestivos de este tipo moderen el consumo de estas raíces.
El consumo habitual de nabo no provoca ningún problema en aquellas personas que presenten un funcionamiento normal de la glándula tiroides. Sin embargo, se recomienda evitar su ingesta frecuente en personas con hipotiroidismo (funcionamiento disminuido de la tiroides), ya que los nabos, cuando se machacan, liberan sustancias que impiden la absorción de yodo en esta glándula, con lo que frena así su funcionamiento
Los nabos son ricos en un tipo de ácido orgánico conocido con el nombre de ácido oxálico. Este compuesto también abunda en las espinacas, las acelgas y la remolacha, y tiene la capacidad de formar en el intestino complejos insolubles con minerales como el calcio y el hierro que impiden su asimilación. Hay personas que tienen predisposición a formar cálculos en el riñón de "oxalato de calcio", motivo por el cual se ha de restringir el consumo de nabos en su alimentación.
Decocción diurética: rallar y exprimir nabo blanco hasta obtener uno tacita de jugo. Mezclarlo con dos tazas de agua caliente y dejar hervir durante 20 minutos. Puede agregarse una pizca de sal. Beber en dos dosis diarias, muy despacio
Cataplasma para contusiones: rallar un nabo y esparcirlo sobre un lienzo o gasa ancha. Colocar sobre el lugar afectado, con la tela entre el nabo y la piel. Poner otra gasa y vendar con papel engomado.Cambiar cada 10 minutos durante media hora
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